Que sepamos, más de 400 personas de la Consejería de Salud se han vacunado. Aún desconocemos los nombres de esa lista indecente, sin ser personas en grupo de riesgo, saltándose los protocolos y aprovechándose de su cargo publico.
Esta semana pasada ha habido dimisiones y ceses de políticos de nuestra comunidad autónoma, por la falta de ética, moral, sentido común y por una bajeza repugnante. Y les aseguro que me da igual el color de las siglas que representen.
Y ya el colmo de todos los colmos, que ya estoy perdiendo hasta la capacidad de asombrarme, es que el señor Albert Rivera declare: “Habrá que dar preferencia a los políticos en el plan de vacunación”. (Que agustito nos quedamos el día que decidió marcharse, caballero).
¿Qué clase de persona da por supuesto que un político tiene derecho a ponerse por encima del resto de la población y que su vida vale más que la de cualquiera de sus congéneres?
Desgraciadamente me sentaré a contemplar cómo se priorizan vidas humanas, cómo hay vidas que valen más que otras, cómo con nocturnidad y alevosía, amparados por los cargos que ocupan, los poderosos pasa por encima de todos nosotros, importándoles bien poco nuestra salud y la de nuestras familias.
“Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso” Anónimo.