A pesar de la victoria 3 a 1 del Alhama CF ElPozo en el 'José Kubala' este domingo el final del partido fue desagradable.
Desagradable por el inexplicable encontronazo entre una de las jugadoras del Tenerife B, Aithiara con el dorsal número 7, con el técnico azulón Randri García en el que pronto se vieron implicadas más jugadoras y el nuevo entrenador tinerfeño Antonio González.
Eso sí, tras el pitido final ambos conjuntos dieron una lección de deportividad.
No fue fácil, ciertamente, para las jugadoras del UDG Tenerife B sumar otra derrota en su palmarés esta temporada, teniendo en cuenta que ya son seis de las siete jornadas disputadas.
La tensión por tratar de levantar el partido, aun en la recta final del mismo, fue evidentemente en aumento.
Ambos técnicos no quisieron explicar los detalles del enfrentamiento en el que tuvieron que mediar árbitros, técnicos y jugadoras.
Tanto Randri como González aseguraron a los medios de comunicación que la discusión había quedado zanjada e incluso apelaron a ese dicho de 'Lo que pasa en Las Vegas, se queda en las Vegas' para dejar los pormenores del rifirrafe sobe el terreno de juego.
Lo que se vio desde la grada
Lo cierto es que la pugna por el balón entre Helena Torres y la tinerfeña Aithiara fue el punto de partida de lo que vino después.
En dos ocasiones muy seguidas en el tiempo, la competición entre ambas jugadoras por dominar el balón en la banda finalmente se saldó con una falta.
El árbitro fue testigo de primera línea de la falta de la tinerfeña Aithiara con una entrada por detrás que le valió la tarjeta amarilla. Pero la jugada no acabó ahí.
Tras la tarjeta pertinente sacada por el colegiado, le siguieron las interpelaciones del técnico azulón y las propias jugadoras del Tenerife.
Fue entonces cuanto Aithiara, con el dorsal número 5, se encaró a Randri para después tomarle el relevo otra jugadora, Eulalia, con el dorsal número 5. Confrontación que tuvo que frenar una compañera suya. Sin éxito.
La polémica estaba servida y fueron infructuosos los intentos de los colegiados, árbitro y linier, para mediar en la confrontación.
Fue entonces cuando el nuevo entrenador del UDG Tenerife B entró en acción. Con pasos rápidos invadió el banquillo azulón para encararse a Randri. Un tenso enfrentamiento que provocó aún más las quejas desde la grada.
La intensidad del rifirrafe fue, a partir de ese momento en descenso, gracias a la intervención de todos los ajenos a la refriega. Jugadoras, técnicos, colegiados y banquillo trataron de separar finalmente a los dos entrenadores que seguían 'hablándose' muy de cerca.
Vuelto cada cual a su lugar, el árbitro reanudó el juego ya en minutos de descuento, y tras el saque de falta pitó el final del partido. Ahora queda esperar qué reflejará el colegiado en el acta sobre lo ocurrido en el césped.
Eso sí, la deportividad entre ambos equipos, a pesar de la dureza de la competición, quedó plasmada donde ocurren todas las cosas, en el terreno de juego.