Colaboraciones

Aclaraciones de política municipal (para evitar bulos)

Hay quien equivocándose es honesto e intenta hacerlo lo mejor posible, y quien prefiere crear un estado general de confusión que, al final, solo acaba beneficiando a aquellos que juegan a la política del bulo, las conspiraciones y la mentira: así se erosiona el debate público

Carlos Cárdenas Blesa | Martes 24 de diciembre de 2024


Hoy día hemos de estar prevenidos porque, en cualquier momento, nos la cuelan. Las noticias falsas funcionan no tanto para que te creas lo que dicen, sino para sembrar en ti la duda y que, de esta forma, desconfíes de cualquier cosa, incluidas aquellas que sí son ciertas. Se aprovechan del estado de confusión generalizado, de la polarización política, de la enorme cantidad de información que recibimos cada día, y del escaso tiempo que tenemos para contrastarlo todo. Es muy fácil metérnosla.

Con todos los acontecimientos que han acaecido estos días en Alhama, uno se encuentra todo tipo de cosas por las redes sociales. El problema es que se mezclan legítimas dudas de vecinos y vecinas con un puñado de cuentas falsas que se dedican a intoxicar el debate público. Mientras creo que lo primero es completamente sincero, lo segundo tiene una motivación clara de querer confundir a la gente. Es normal, yo no tengo ni idea de medicina o de farmacia, y por tanto debo fiarme de lo que me diga el médico o el farmacéutico; tampoco sé mucho sobre climatología, así que (yo sí) me fío de lo que me diga el meteorólogo. Es aquello de la ética profesional, y también que engañar puede acarrear consecuencias, lo que hace que los profesionales actúen con integridad. El problema es que en la política las reglas de juego son mucho más amplias, la ética no es un requisito y, si a eso le sumas el anonimato que permiten las redes, tienes el cóctel para crear mentiras perfecto.

Como creo que el debate político solo puede ser sinceramente democrático en un contexto de gente que exprese su opinión libremente pero en base a información veraz, me he decidido a escribir esto para aclarar algunas cosas que, pienso, están intentando manipularse estos días.

Primero, me he encontrado muchísimos comentarios de que la propuesta en la moción de censura para ser nueva alcaldesa no ha sido elegida “por el pueblo”. Bueno, es verdad que aquello de Rajoy de “es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde” venía a significar la propuesta del Partido Popular de aquellos años para hacer una ley que decía que el alcalde sería, directamente, el que encabezase la lista más votada en el municipio. Pero aquello no sucedió. Todo lo relativo a las elecciones en España viene en la Ley de 1985 de Régimen Electoral General. Hay en ella un apartado sobre la elección de los alcaldes (o alcaldesas). Después de las elecciones, puede ser candidato cualquier concejal que encabece su lista (es decir, el primero de cada candidatura). No obstante, el artículo siguiente concreta qué hacer en caso de moción de censura: debe ser propuesta por mayoría absoluta de concejales (sí), y debe incluir un candidato que puede ser cualquier concejal o concejala (sí). España es un sistema parlamentarista, esto quiere decir que quien elige los cargos ejecutivos (en este caso, los alcaldes), no son directamente los electores, sino los representantes legislativos (en este caso, los concejales), que esos electores han elegido. No es ni más ni menos democrático, es solo una forma de las muchas que hay. A la alcaldesa actual no la eligió el pueblo como alcaldesa; el pueblo eligió a unos concejales que, poniéndose once, la mayoría absoluta, de acuerdo, la eligieron como alcaldesa. Ahora, otros once (mayoría absoluta), eligen a otra, así de sencillo. Tan legítima es una como otra; tan electa ha sido una como será la otra; democráticas ambas.

Lo segundo que he visto ha sido gente que legítimamente ha planteado que lo mejor sería consultar al pueblo de Alhama qué quiere. Otros perfiles tóxicos, sin embargo, han aprovechado esto, no dudo que a sabiendas de que no se puede, para confundir a la gente. Y es que no, no se puede. En los municipios no se pueden convocar elecciones cuando se quiera; los alcaldes y alcaldesas no tienen la potestad para disolver el Ayuntamiento, como sí tienen dicha potestad el gobierno central o los autonómicos. Es por eso que las elecciones autonómicas se celebran, en general, todas juntas, pero muchas comunidades las adelantan. Las elecciones municipales se celebran siempre todas juntas el cuarto domingo de mayo de cada cuatro años. No se pueden adelantar. Entonces, ¿qué pasa si un alcalde se marcha? Que lo sucede el o la siguiente en la lista, y así sucesivamente. Creo que solo en el caso de que hagan algo gordo o violen la Constitución o algo así, se puede intervenir un Ayuntamiento.

Dice una frase por ahí que “no atribuyas a la maldad lo que puedes atribuir a la estupidez”. Es interesante, pero creo que a veces hay muy mala intención. Nadie es completamente pulcro y recto en su vida: ni la población, ni los políticos, porque todos somos seres humanos, con virtudes y defectos. Sin embargo, sí hay quien equivocándose es honesto e intenta hacerlo lo mejor posible, y quien prefiere crear un estado general de confusión que, al final, solo acaba beneficiando a aquellos que juegan a la política del bulo, las conspiraciones y la mentira: así se erosiona el debate público. Pensemos en ello.

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