Esta madre escribió a su hijo una carta que le ha servido de inspiración a Sánchez Blesa para su poema, pero dándole la vuelta al contenido. En ella, la mujer le pedía disculpas por no haber podido darle todo lo que le pedía.
Ojalá me perdones porque te tuve miedo.
Ojalá me perdones porque no te reñi.
Ojalá me perdones por bajarte la Luna;
por haberme perdido casi toda mi vida para dártela a ti.
Discúlpame, hijo mío, sólo estuve en tus cosas.
Tú pedías por tu boca y hasta el alma te di.
Ojalá me perdones;
me olvíde de mis sueños, los dejé de vivir...