Históricamente, la primera industria en ver el verdadero potencial de la inteligencia artificial fue la de los videojuegos, que invirtió mucho recurso y capital en su desarrollo, especialmente en la década de los 90, cuando la empresa Virtuality lanzó las Arcade Virtuality, unas máquinas con múltiples sensores que eran bastante novedosas considerando los modelos anteriores de realidad virtual. Sin embargo, el fracaso financiero de la Virtual Boy de Nintendo hizo que muchas empresas de videojuegos dejaran sus proyectos propios de lado.
Sin embargo, desde el año 2000, se le han encontrado millares de usos para la realidad virtual tanto en el ámbito profesional como en el educativo. Por ejemplo, son muchas las universidades que ya cuentan con un simulador de realidad virtual para que sus alumnos puedan practicar como sería una operación a corazón abierto, sin correr el riesgo de provocarle algún daño al paciente. O por ejemplo, en el campo de la arquitectura también se está empezando a utilizar para que los promotores y compradores de viviendas puedan ver en primera persona cómo quedaría el proyecto finalizado.
Pero, aunque se esté implementando en otros campos, es indiscutible que en un principio la realidad virtual se diseñó como una promesa de ser el futuro de los videojuegos tal y como lo conocemos. Es cierto que cuando la realidad virtual dio sus primeros pasos, estaba muy lejos de ser la experiencia inmersiva que prometía ser. Sin embargo, se puede ver como cada vez más las empresas como Meta o Apple están apostando por la inteligencia artificial, ambas compañías anunciando sus propios modelos, que cada vez más buscan simular la realidad de la forma más verídica posible.
Una de las películas que mejor retrata el futuro de la realidad virtual es 'Ready player one' en la que se nos presenta un futuro en el que la realidad virtual ha avanzado tanto que todo lo importante de la vida se desarrolla de forma digital: las quedadas con los amigos, las reuniones de trabajo… ya que el principal atractivo de este es que podrías experimentar lo que sea desde la comodidad de tu casa.
Aunque esto parezca algo inherentemente bueno, lo cierto es que trae algunos riesgos ya que, como se retrata en la película, la gente decide no centrarse en la vida real y vivir solo en la digital, ya que pueden huir así de sus problemas o de las ocupaciones cotidianas del día a día.
También abre de nuevo el famoso dilema de la máquina de placer, en el que la pregunta es la siguiente: si pudieras vivir toda tu vida en una máquina en la que todo parece real y vivirías todos tus sueños, pero luego no pudieras salir, ¿entrarías?
Yo creo que el mensaje es claro, aunque la realidad virtual pueda parecer más colorida, bonita o entretenida que la vida real, no hay que olvidarse que esta es la que importa y que la otra puede desaparecer en cualquier momento si desenchufas el dispositivo.