Desde solistas, cantantes o dúos, hasta grupos de diferentes combinaciones de instrumentos, todos los alumnos de Sonata se plantaron ante el público para interpretar conocidas melodías. Los más pequeños, que quizás podían sentirse más cohibidos, fueron quienes se desenvolvieron con mayor desparpajo y naturalidad frente a los espectadores, entre los que se encontraban sus padres junto con algunos otros familiares.
Fue una mañana entretenida que también sirvió para comprobar la evolución conseguida en el último curso por cada uno de los alumnos.
Dentro de unas semanas, al termino de las vacaciones, toca retomar las clases para ofrecer dentro de un año un festival aún mejor.