Su objetivo es impartir "una justicia más rápida y humana", afirma. Ya lo había hecho en calidad de sustituto del hasta ahora juez de paz. A partir el pasado miércoles, es el principal responsable mediar "entre gentes del pueblo para buscar puntos de acuerdo".
Hasta la reforma de 2015 también eran competencia de los jueces de paz los juicios de faltas. Desde entonces se encargan de conciliaciones y casos de índole civil. También resuelven algunos asuntos penales menores, pero normalmente su trabajo consiste en la tramitación de exhortos.
Entre sus objetivos está aliviar la carga de trabajo de los jueces tradicionales y evitar trámites farragosos y costosos a los ciudadanos. Sin embargo, cuando no consiguen que las partes enfrentadas lleguen a un punto de acuerdo, el asunto acaba en una instancia superior, que en el caso de Alhama es el Juzgado de Totana. En ese momento, entran un acción los abogados y procuradores, con los gastos que acarrean.
En Alhama de Murcia el Juzgado de Paz, que comparte espacio con el Registtro Civil, está en la Plaza Vieja, en el edificio situado frente a la fachada de la Biblioteca Municipal. Basta con acudir allí y plantear el asunto. El juez estudia el caso y determina si es necesario citar a la otra persona con la que existe un conflicto.
Ese es su trabajo: resolver las disonancias. Y también las consonancias, porque además es el encargado de celebrar enlaces civiles y unir en matrimonio a las parejas que no quieren casarse en la iglesia.
En todo eso estará ocupado profesionalmente Joaquín López Morales los próximos cuatro años en Alhama de Murcia.