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Navidad

¿Es esta una consigna del PSOE, la de eliminar todo vestigio navideño? ¿Dónde están los párrocos de Alhama que hacen dejación de sus funciones denunciando públicamente en los púlpitos tal atrocidad y pérdida de derechos?

Ginés Reina | Jueves 02 de diciembre de 2021


Comenzamos diciembre y con él vienen a marcarse en el calendario los días festivos por excelencia en el año, los días de la Navidad. No se le puede escapar a nadie que son días en los que el ajetreo en las calles aumenta, las compras se ven incrementadas, la alegría parece que adquiere terreno y ese sentimiento de hermandad entre propios y extraños nos hace presa. Es lo que conocemos por el efecto navideño, que se ve adornado por los ornamentos propios de estas de estas calendas tales como ropa, adornos, villancicos, belenes… etc.

Pero no siempre ha sido así.

Corría el año 1643, cuando en la Inglaterra de Oliver Cromwell, esta fiesta quedaba prohibida. Fueron diecisiete años de mutismo y silencio en los que el veinticinco de diciembre fue declarado un día más, con lo que conllevaba esa decisión, es decir, apertura del comercio como día normal. Estaba prohibido beber en la calle, las grandes comidas con familiares y amigos, los bailes, las fiestas… e incluso se llegó al paroxismo de prohibir los adornos navideños e incautados los dulces de frutas, típicos de Inglaterra en estas fechas.

Todo esto ocasionó un gran alboroto en la población, que no vio con buenos ojos esta nueva ley. Se provocaron levantamientos y enfrentamientos entre los partidarios de la ley y los que querían continuar con celebrando la fiesta del nacimiento de Cristo. Lo que indujo todo esto fue el efecto contrario: la Navidad ganó más adeptos y se popularizó aún más. Al estar los bares abiertos la gente veía mucho más fácil quedar para comer en estos sitios en los que se servía comida y bebida, lo que revertió directamente en la economía.

Hoy, 378 años después, asistimos a la renovación de esta ley, no en Inglaterra, sino en Alhama de Murcia. El equipo de gobierno de este consistorio, ha decidido, sin criterio alguno, coronado por una supuesta laicidad encubierta, supina estulticia a la postre, eliminar el concurso de belenes, relegando así el espectro social que conlleva la Navidad y dejando evidencia de que es una fecha del calendario que no le gusta y que quiere esconder, cual emperador romano.

Tras las preguntas oportunas a las personas que trabajan en el ayuntamiento, tras las consultas a otros políticos para cerciorarme de este asunto, la única argumentación que da la señora concejala de (in)cultura es la siguiente: “queremos evitar posibles contagios”. Y claro, cualquier persona en su sano juicio lo vería oportuno. Lástima que tras ver la programación paupérrima, pobre, sin ideas, sin novedades, sin ilusión, sin motivación, rancia y un sinfín de cosas más, no saltara a la vista que permanece agendado “la casita de papá Noel”. ¿Eso no conlleva contagios? ¿Es más seguro ir a ver a un señor disfrazado que no representa en absoluto nuestras tradiciones y costumbres que ir a ver una escenografía en la que se muestra la venida del Niño Dios?

No sería extraño pensar que este equipo de (des)gobierno quiere eliminar poco a poco y silenciosamente la Navidad. O al menos el cariz cristiano que esta tiene. Máxime cuando en la ciudad de Murcia el alcalde, también socialista por una moción de censura, que no votado, ha decidido por su propio y absoluto criterio, eliminar el árbol gigante de la plaza circular con el mismo argumento que nos dan en Alhama. Pese a haber celebrado una consulta popular en la que más del 80% de los votos, les aseguro que son varios miles, ha dicho que quiere el árbol.

¿Es esta una consigna del PSOE, la de eliminar todo vestigio navideño? ¿Dónde están los párrocos de Alhama que hacen dejación de sus funciones denunciando públicamente en los púlpitos tal atrocidad y pérdida de derechos?

El PSOE nuevamente nos invita a tomarnos una tacita envenenada de laicidad con la sonrisa y pelo al viento de su representante. Invito a los señores lectores a poner el belén, a abrir sus casas para ser visitado, a poner un cartel en la puerta para indicar que hay un belén y a pedir la restauración de ese concurso que revertía en Alhama, en su comercio y en la economía.

Feliz Navidad del Señor.

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