Hay un tipo de pareja que se forma a partir de la ruptura de otra, cuyo principio clandestino parece condicionar su historia posterior. Casi todos conocemos a alguien que le puso los cuernos a otro con su actual pareja, o al revés, que de resultas de ello ha construido una relación asfixiante, hipercelosa y controladora. Supongo que es algún tipo de mecanismo mental que nos hace dudar de la palabra de aquel que rompió la que le dio a otros precisamente por nuestra culpa.
Esta digresión sobre cuernos va de Vox, y anteriormente incluso de Ciudadanos. Quizá esa obsesión por la uniformidad marcial, por eliminar cualquier atisbo de disidencia interna, por desconfiar siempre más del de dentro que del de fuera, venga del mismo origen de las formaciones. De todos es sabido que Vox se formó dentro del PP, parasitando sus recursos y bases de datos, utilizando la organización en beneficio propio de unos pocos con unos fines muy determinados. ¿Cómo no van a sospechar de sus propios militantes? ¿Cómo van a dejar que les ocurra lo mismo que les pasó a los populares? ¿Cómo van a dejar a nadie que se destaque, que diga algo que no haya controlado la cúpula previamente?
Es curioso, pero igual que pasa en ese tipo de relaciones en las que la hipervigilancia da lugar a cierta esterilidad emocional y muchas lágrimas, lo que los fundadores de los nuevos (y prematuramente viejos) partidos asocian con la debilidad del Partido Popular, esa capacidad para dejar margen de acción a sus militantes en sus respectivos círculos de responsabilidad, para tolerar en su seno distintos puntos de vista, es su principal fortaleza y la razón de su increíble resiliencia.
Le han venido bien al Partido Popular las sucesivas podas que han supuesto estos partidos. Ramas viejas, ramas nuevas, pollizos demasiado concentrados en crecer a lo alto en lugar de dar fruto, ramaje seco que solo servía como refugio de hongos y plagas, todo ha ido fuera dejando un árbol que, a pesar de conservar sus raíces y su fortaleza intactas, ha tenido durante un tiempo, hasta que se han empezado a ver hacia dónde se dirigen y cómo se disponen los nuevos brotes, un aspecto empequeñecido, desmejorado, escuchimizado casi.
Solo la libertad permite el crecimiento, el aprendizaje, el desarrollo. Solo desde la libertad se pueden construir espacios donde todos aporten, donde los objetivos no se supediten a las tácticas y estrategias, donde no dé vergüenza estar.