Hacer más ejercicio físico y pasar más tiempo con la familia son las dos cosas que José Antonio Ayala quiere hacer en la nueva etapa que inicia en breve tras despedirse de la Escuela Municipal de Música y dar la bienvenida a la jubilación.
Las clases han finalizado, hace una semana ofreció su último concierto como director de la Banda Juvenil y ahora toca 'trabajo de oficina' en una Escuela de Música en la que reina el silencio. José Antonio Ayala recibe a Siete Días Alhama en la escuela donde pasa ahora más tiempo para dejar todo listo antes del último adiós.
Quiere dejar digitalizado todos los registros que dispone desde el inicio de la Escuela Municipal y la Agrupación hasta el año 2000, pues posterior a esa fecha ya está todo digitalizado.
Así dará por culminada su obra porque hace 40 años fue él el que creó la Escuela Municipal y en apenas unos meses presentó al pueblo una banda en el Parque de La Cubana. Una preparación en tiempo récord, un reto al que hoy diría que no, reconoce. Pero salió bien y año tras año aunando esfuerzos y voluntades en la Agrupación Musical y en los sucesivos gobiernos en el Ayuntamiento, Alhama dispone hoy de una Escuela consolidada, una Banda Titular, una Banda Juvenil y una coral.
Quedan en el tintero muchos proyectos que Ayala confiesa que le gustaría haber llevado a cabo, pero ahora es el turno de las nuevas generaciones. Quizá algunos de esos retos es mantener el interés de los jóvenes de ahora en el aprendizaje musical, 'luchando' contra las distracciones de hoy día como internet, las redes sociales y, en definitiva, las nuevas tecnologías.
Ayala insiste, y ya hay estudios científicos que lo avalan, en que la música tiene muchos beneficios para la formación de los alumnos como personas. "Les hace buenas personas", asegura. Y es una de las bondades. Hay muchas más como el compañerismo, el trabajo en equipo, la constancia y la disciplina en el trabajo musical y en los estudios. Es una formación integral.
Ayala reconoce que la vida del músico requiere de muchas renuncias, sobre todo si se quiere hacer de ella su profesión, pero da muchas satisfacciones.
Por sus manos han pasado miles de alumnos, algunos de ellos, hoy, viven de la música.
Tras 40 años, Ayala se siente satisfecho porque "lo principal está conseguido".