Hoy domingo he tomado la decisión de denunciar un hecho, que a mi parecer es de lo más denigrante, ya que atenta contra la dignidad de todas las mujeres.
“La Consejería de Salud de la Región de Murcia no está ofreciendo un trato digno a las mujeres durante el doloroso proceso de interrupción de embarazo, forzado por cuadros de malformaciones fetales u otros problemas graves de salud. Estamos asistiendo a un maltrato institucional, consentido y silenciado por el Gobierno Regional” (Denuncia realizada por Lara Hernández Abellán, diputada de la Asamblea Regional perteneciente al Grupo Parlamentario Socialista).
La ley es clara y establece dos supuestos para realizar la interrupción voluntaria del embarazo. La primera, por petición de la embarazada y la segunda por causas médicas, como graves anomalías en el feto o grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada. A todas las mujeres que pasen por este trance, los servicios públicos deben ofrecer y garantizar todas las prestaciones necesarias dentro de nuestro servicio público de salud, ya que es un derecho reconocido. Si, excepcionalmente, el servicio público no pudiera ofrecer a tiempo esta prestación, las autoridades deben reconocer el derecho a acudir a un centro acreditado.
Lo excepcional, en la Región de Murcia, ha pasado a convertirse en siempre.
Hasta la semana vigésima las interrupciones del embarazo son derivadas a clínicas abortistas privadas. Cuando el estado de gestación de estas embarazadas supera la semana 22, a pesar de lo delicado del diagnóstico, se las deriva fuera de la Región de Murcia, a centros de Alicante o Madrid.
Las mujeres que han sido atendidas en la Comunidad de Madrid se quejan del trato deshumanizado con el que se las trata en un momento tan complicado de sus vidas. No se están realizando necropsias a los fetos para valorar y detectar las malformaciones o anomalías y así poder actuar en futuros embarazos. Solamente se paga el alojamiento, normalmente de una noche de hotel, a la madre, y no al acompañante, obligando a muchas mujeres a pasar por este trance solas, y existen denuncias de mujeres que no han recibido en estas clínicas ningún tipo de ayuda asistencial o psicológica. Para mí, lo mas terrible, es que al parecer a partir de las siete de la tarde no hay servicio de anestesia, por lo que muchas mujeres han tenido que abortar a puro dolor. Las condiciones higiénicas de estas clínicas son muy deficientes. Y las revisiones posteriores deben ser hechas donde se produjo la intervención, obligándolas a volver a viajar.
Yo se lo resumo; las mujeres que se ven obligadas a pasar por ese trance, lo hacen en unas condiciones terroríficas, con mucho sufrimiento y totalmente desprotegidas.
La Violencia Obstétrica es cualquier tipo de maltrato o falta de asistencia durante el proceso legal de interrupción del embarazo. Existe y se está practicando a día de hoy sobre las mujeres de la Región de Murcia.
Para el Gobierno del señor López Miras y sus colegas, las mujeres somos ciudadanas de segunda y por lo visto nuestra salud le interesa lo mínimo.
Post data.
Violencia institucional y machismo, puro y duro. Muy normal en el Partido Popular y la extrema derecha.