Aunque siempre intento evitar el “tema de moda” de la semana esta vez voy a caer, y como de costumbre, no va a agradar a nadie. Así que, si tiene la piel final, le recomiendo que no siga leyendo, porque, como de costumbre, los hechos no han sido ni blancos ni negros, sino de un tono grisáceo que a pocos suele gustar.
Esta semana muchos alhameños y alhameñas nos tapábamos la cara de vergüenza cuando algún amigo o familiar nos decía “mira, sale Alhama en la tele”, y esta vez no era por ningún derecho de cátedra, sino porque en una iglesia se apiñaban los fieles como si del Juicio Final se tratase (o eso contaron en un primer momento). Hay que respetar las creencias de todo el mundo, y yo eso lo llevo grabado, pero claramente los actos que, en medio de una pandemia, nos ponen en riesgo a todos no hay que tolerarlos bajo ningún concepto, se rece en ellos a Alá, a Dios, a Yahvé o a Maradona, me es indiferente.
Hago aquí un alto en el camino para recordar a todo el mundo que este sacramento, sí, este mismo, la confirmación, ha sido aplazada (que no suspendida) en otros municipios de la Región. Pero por si todo esto era poco (que no lo era) estaban en este acto altos representantes del PSOE, tanto regional como local, y esta ha sido la
mecha de la más que lógica polémica que se ha formado estos días.
Es innegable, hasta para el más cerrado acólito de este partido, que el acudir a un evento religioso multitudinario es pura hipocresía, dado que escasos días antes se había decretado (en los municipios donde el PSOE gobierna) cerrar las actividades no esenciales. De el visto bueno la diócesis de Cartagena o el mismo San Pedro, era una irresponsabilidad, pero como tantas que se cometen. Por otra parte, me parece patético este juego de ataques entre los unos y los otros, en los que están entrando al trapo vecinos que creo poco se juegan en esta guerra de imágenes.
Es triste que algún partido de mi localidad haya recurrido a la maniobra maquiavélica de pedir dimisiones, entre otras cosas porque las dimisiones han de salir de uno mismo, ahí tenemos a Villegas, quien ha tenido la poca vergüenza de vacunarse él, otros miembros de la Consejería de salud y su mujer, saltándose todos el protocolo de vacunación establecida por el Ministerio. Otra que también está en duda de si dimite o no es la alcaldesa de Molina (PSOE), la cual ha tenido el poder, y la poca vergüenza, de vacunarse antes (y saltándose el protocolo también) bajo el pretexto de ser paciente oncológica, para que sigamos pensando que el virus o cualquier otra enfermedad (o medicina) no entiende de clases. Aunque una disculpa por parte de los asistentes a este sacramento tampoco estaría mal, que rectificar es de sabios.
A la gente de Alhama simplemente quiero decirles que volvemos a ver como muchos partidos están más preocupados por ensuciar la imagen del contrario que por gobernar o contribuir a que nuestro municipio vaya a mejor. Al gobierno local de mi pueblo he de decirles que no pasa nada por rectificar o por salir de la imagen férrea e indestructible en la que a veces se atrincheran. Y finalmente, a los cristianos (de cualquiera y de ningún partido) citarles el Evangelio según San Mateo (18: 20) “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Así que vamos a dejarnos de tonterías y reuniones poco necesarias en plena tercera ola de esta pandemia, que si el bar de la esquina no puede tener a 5 parroquianos sentados en la terraza y a dos metros de distancia no está la cosa para que se junten hasta 75 personas en un espacio cerrado (sea un templo o no).