Está to’ salvao’

“Salvar la Navidad” “Salvar la hostelería” “Salvar la cabalgata de reyes” entre otros muchos más “Salvar no sé qué” que nos ha tocado escuchar a todos los españoles desde que llegó la pandemia. Hay una historia oriental que dice que si le damos el pescado al hombre come un día, pero si le damos la caña de pescar come para siempre. La pena está en que los murcianos no hemos podido comer ni medio día.

Con tantos y tantos esfuerzos, a las apuradas, y bajo mil restricciones (unas más lógicas y otras no tanto) hemos hecho todo lo posible por ayudar a que la pequeña economía siga adelante, y las pymes (bares, tiendas, pequeños supermercados, etc.) sigan adelante, no obstante no hemos visto que, desde la política, se haga un esfuerzo comparable, muy al contrario, el gobierno regional ha ido a perseguir a quienes ya estaban peor desde el inicio de la pandemia.

Las más que previsibles aglomeraciones en las grandes ciudades durante el fin de semana del 20 de diciembre animaron a Lopez Miras y su banda, presas del miedo, a cerrar la hostelería de 18.00 a 21.00, los días 24, 25 y 31 de diciembre y los días 1, 5 y 6 de enero. Es la clásica técnica del avestruz, metemos la cabeza en el suelo y ya no hay problema. Por favor, que alguien le explique que si no se juntaban en un bar se juntarían en casas y espacios privados, con mucho menos control y encima sin control de aforo…

Esto sucedió justo así, y así se está demostrando, cerrar intermitentemente la hostelería lo único que ha conseguido era quitarle las “cuatro perras” que podrían haber ganado los hosteleros esos días, poco dinero, pero que os aseguro que nos habría venido genial. Mientras que las fiestas en campos, pisos, etc. sin control ninguno han conseguido elevar la curva acerándonos ahora a una tercera y dura ola, decía Miras ayer que “Estas medidas no son contra nadie”, aun así, las vamos a pagar los de siempre, por una clara dejación de funciones de su gobierno y de los consistorios municipales de Murcia y Cartagena.

Ojalá que este 2021 los políticos comprendan que no hay que salvar nada, que lo que hay que hacer es gestionar con cabeza, los excesos tienen su castigo y en política estos son más severos que nunca. El libertinaje de verano se pagó con la segunda ola, el de la navidad y fin de año lo pagamos ahora, no sé cuanto dará de si nuestro tejido productivo, pero más vale que dejemos de salvar cosas y empecemos a salvarnos a nosotros mismos.