Cada ejemplar de los míticos vehículos de dos ruedas que este sábado se han congregado frente a la ermita de la Virgen de los Dolores despierta un recuerdo en cada aficionado a las motos. La concentración de modelos clásicos incluida en el programa de las fiestas del Barrio ha permitido reunir viejas glorias de las dos ruedas que hace décadas eran habituales en las carreteras y rememorar aquellos años que cada vez son más lejanos.
Hoy, cuidadas con el cariño de coleccionistas, han lucido su mejor aspecto en la concentración de El Barrio. Sus dueños las han mostrado con orgullo mientras compartían anécdotas y experiencias con otros propietarios y visitantes de la exposición.
Ha sido una buena oportunidad para echar la vista atrás y comprobar cómo lo que hace unos años era tecnología de vanguardia hoy va camino de convertirse en piezas de museo.