No exiten datos referidos exclusivamente a la Región de Murcia. Sin embargo, estudios en el ámbito de la zona submediterránea indican que la población de lechuzas se ha reducido a la mitad en los últimos diez años. En el conjunto de España el descenso ha sido del 13% y del 20% en toda Europa. Son datos aportados por Antonio Zamora, experto en estas aves, durante la charla que ofreció este jueves en el Museo de Los Baños invitado por la Asociación Ecologista Meles. Todas las cifras que Zamora expuso durante su intervención llevan a una conclusión preocupante sobre el futuro de las lechuzas ya que el número de ejemplares ha sufrido un considerable descenso en cualquier ámbito geográfico que se analicen los datos.
Las razones para explicar la disminución en el número de estas aves, que carecen de una protección específica, son varias. Una de las más importantes es la pérdida de hábitats donde nidificar y poder asentarse. La otra, el alto número de muertes por atropellos y envenenamientos debidos a productos para acabar con las plagas de insectos o roedores en explotaciones agrícolas. Se produce así la paradoja de que al reducirse el número de depredadores naturales como la lechuza, sus presas (ratones, topillos, gorriones, escarabajos...) tienen más posibilidades de proliferar, con lo que cada vez es necesario utilizar más productos químicos para evitar la pérdida de las cosechas.
Un ave de mal agüero
La dudosa fama que se atribuye a la lechuza puede servir explicar el desinterés social sobre el futuro de esta ave. Considerada como animal de mal agüero por la mitología, con un canto estridente y una mirada que puede parecer siniestra, la lechuza no es un ave que genere una especial simpatía. Y, sin embargo, es sumamente beneficiosa para el hombre ya que mantiene a raya a roedores e insectos que en un alto número pueden ser fuente de enfermedades y causan daños en la agricultura.
Revertir la preocupante situación de esta ave y hacer que se futuro sea algo más esperanzador necesita, en primer lugar, estudios detallados para conocer de una manera fidedigna datos sobre su población. Antonio Zamora expuso que diferentes trabajos de campo sitúan el número de ejemplares entre un amplio margen de 50.000 a 90.000 ejemplares. Sin embargo, señaló que estas cifras son poco creíbles ya que si se comparan con las del conjunto de Europa, resulta que la mayor parte de las lechuzas del continente estarían asentadas en la Península Ibérica.
Por otro lado, si la principal causa del descenso de ejemplares es la pérdida de habitats, una medida imprescindible para favorecer el aumento de la población es la recuperación de entornos donde las lechuzas puedan asentarse y anidar. En este sentido, resulta positivo la colocación de cajas nido o la construcción de estructuras similares al primillar levantado hace unos meses por la Asociación Ecologista Meles en los Saladares. Sin embargo, por encima de todo, es necesario superar el déficit de sensibilidad humana hacia el futuro de esta ave.