El Encuentro de Resurrección que disfrutan miles de alhameños y visitantes en el broche de oro de la Semana Santa de Alhama de Murcia lleva consigo detrás horas de trabajo desafiando al cansancio de las procesiones, de montar y desmontar tronos, mover imágenes, cambiar los ropajes y pinchar miles de flores.
Nos metemos en bambalinas para observar el trabajo concienzudo de los cofrades de Alhama en la víspera de ese Domingo de Resurrección en el que las calles del casco urbano se llenan de los colores de las cofradías y hermandades y de las miles de flores que adornan los tronos en el día grande de la Semana Santa alhameña.
En la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y la Soledad todo queda preparado por la tarde-noche con las flores preparadas para adornar el trono de la Virgen y la imagen preparada para perder el luto al encontrarse con su Hijo. Sin embargo, no será hasta las cinco de la madrugada cuando los cofrades se den cita en la casa hermandad para pinchar las flores en el trono. Eso sí, la alegría y el buen ambiente es la protagonista una vez queda todo listo para los remates finales.
En la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno tienen muchas horas de trabajo por delante para preparar el paso del Sepulcro y Cruz Vacía y al Cristo Resucitado. Cuentan con un breve descanso para cenar después de la procesión de las Siete Palabras. Inmediatamente después vuelta a los preparativos de la Pascua de Resurrección. Los cofrades aún deben colocar y desmontar los tronos de las Siete Palabras. Liberado el trono de la Piedad, pueden colocar el sepulcro de donde saldrá el domingo una paloma blanca anunciando la resurrección de Cristo. Mientras tanto, otros ya están manos a la obra en el trono del Resucitado para colocar las flores que le acompañarán por las calles de Alhama.
En la Hermandad de Santa María Magdalena el cansancio también hace mella, pero el trabajo no puede cesar. La casa hermandad es un hervidero de cofrades realizando las tareas asignadas para completar lo antes posible el trono de su titular con miles de flores alrededor. Un breve descanso por turnos para reponer fuerzas con torrijas y paparajotes y vuelta al trabajo. Aún así, la sonrisa no se borra de sus rostros.
Igual ambiente festivo y animado se vive en la Cofradía de San Juan Evangelista. Allí no hay reparos en subirse al andamio para ornar el trono de su titular con majestuosidad. Mientras unos pinchan las flores, más de diez mil, otros las preparan con paciencia para que el trabajo sea fluido y constante.
A medida que avanza la madrugada, la carrera es contrarreloj pues a primera hora de la mañana todos los tronos deben salir y prepararse en el atrio de la parroquia de San Lázaro para la procesión final.
En la Hermandad de la Santa Mujer Verónica el trabajo ha avanzado muy rápido durante la tarde. Antes de cenar, prácticamente la totalidad del trono ya estaba listo a falta de los retoques finales. Mientras los más pequeños juegan en la calle, los mayores completaban los adornos florales del trono, mientras otros ya recogen y limpian la casa hermandad con una sonrisa dibujada en el rostro.
A pesar de las horas de trabajo, el cansancio acumulado de toda la semana, todos coinciden en que en Domingo de Resurrección los tronos pesan menos y no hay excusa para bailarlos una y otra vez por las calles de Alhama.